En el Congreso Aapresid se llevaron a cabo distintos paneles de una sección especial orientada a debatir sobre perspectivas y oportunidades para el desarrollo de los sistemas agroalimentarios de las Américas.
En marco del Congreso Aapresid, tuvieron lugar algunos de los paneles de una sección especial coorganizada con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), orientada a debatir sobre perspectivas y oportunidades para el desarrollo de los sistemas agroalimentarios de las Américas.
Durante el panel “Agregado de valor y sustentabilidad: apuesta estratégica para el agro de las Américas” se analizó el papel de la agricultura como parte de la solución al problema de la captura de carbono.
La primera presentación estuvo a cargo de Hugo Chavarría, director del programa de Innovación y Bioeconomía del IICA, quien advirtió que “a la agricultura se le pide no solamente que sea más productiva, competitiva y que produzca más por cada hectárea, sino que cumpla con objetivos ambientales y sociales, por eso el agregado de valor y la sustentabilidad es una apuesta estratégica para América Latina”.
Como ejemplo, destacó que la región, “tiene altísima biodiversidad y concentra la mayor producción y exportación de biomasa de todo el mundo”. Sin embargo, alertó que gran parte de la producción agroalimentaria para los mercados internacionales es primaria y sólo un 33% incluye algún agregado de valor.
Chavarría hizo hincapié en trabajar sobre los desperdicios, un mejor aprovechamiento de los recursos y en productos con mejoras para la nutrición y la salud. “Estamos contribuyendo a la sostenibilidad ambiental, porque estamos haciendo un cambio de paradigma, desde lo fósil a lo biológico, aprovechando los servicios que nos ofrece la naturaleza. Esta es la bioeconomía que nos permite aprovechar esas ventajas comparativas”, dijo.
Para lograr estos objetivos, agregó que es necesario contar con el apoyo de políticas públicas. En este camino, destacó a la Argentina entre los países que tienen estrategias de bioeconomía dedicadas a sectores específicos, como ciencia, tecnología y agro.
Por su parte, el director nacional de Agricultura de la Nación, Nicolás Bronzovich, aseguró que “la sustentabilidad y la creación de valor en el agro argentino ha estado históricamente presente, y es una realidad en Argentina”. Además, resaltó el rol fundamental de la biotecnología, la adaptación tecnológica y su rápida adopción por parte de los productores.
En sintonía con Chavarría, en relación con el aprovechamiento de los desperdicios, Bronzovich dijo que en el país “hay 40 millones de toneladas de biomasa por año residual o que viene de residuos y que no se aprovecha. Ahí tenemos que trabajar mucho para descifrar científicamente hasta qué punto puede ser negocio aprovechar esa biomasa”.
Por último, Bronzovich instó “cooperar en acuerdos de evaluación y aprobación de tecnología conjunta, así como en la jerarquización y diferenciación de los atributos de valor que tienen nuestros sistemas productivos, que son los de menor huella y los que pueden capturar carbono”.
A continuación, Talita Pinto del Laboratorio de Bioeconomía de la Fundación Getulio Vargas, Brasil, indicó que actualmente 55 países tienen desarrollos y estrategias para el desarrollo de bioeconomías propias. “No se trata solamente de un sector económico: las actividades abarcan diversos sectores y subsectores que aportan a las cuentas nacionales”.
En este sentido, comentó que Brasil abordó el desafío de “medir el valor” de las bioeconomías. Así, en casos de innovación industrial “se demostró que en 2023 las bioeconomías representaron el 25% del PBI del país; la mayor parte provino de la agricultura y la ganadería”, detalló.
Al cierre del panel, Doug Berven, de la firma Poet, mayor productora mundial de etanol de maíz, destacó el aporte de los biocombustibles para aumentar los márgenes económicos de la agricultura. “Se acusó al etanol de quitarle alimentos a la población, pero no es verdad”, aseguró. “Mucha gente salió de la pobreza porque se equilibró el mercado de granos, porque los rindes crecieron más que la demanda”, aclaró.
Berven indicó que para aumentar la producción “hay que manejar mejor la tierra”, fundamentalmente “produciendo en los barbechos”, lo que ayudaría a alimentar a 1.000 millones de personas y a reducir las emisiones. Incluso arriesgó que con formas de producción basadas en la bioeconomía “vamos a ser carbono neutros en pocos años”.