Suelos degradados, alimentos pobres: el desafío de producir salud desde la tierra

En el Simposio FERTILIDAD 2025, expertos de la agronomía, la salud y la nutrición coincidieron en que el deterioro de los suelos impacta directamente en la calidad de los alimentos y en la salud de las personas. El enfoque “Una salud” busca integrar visiones para una producción más sostenible y nutritiva.

El vínculo entre los suelos, los cultivos y la salud humana fue el eje central del panel “Una salud: nutriendo suelos, cultivos y personas”, realizado en el marco del Simposio FERTILIDAD 2025 en la ciudad de Rosario. Con la coordinación del periodista Ricardo Bindi, el panel reunió a referentes como Miguel Taboada (FAUBA), Ana Posas (FAO) y el médico Claudio Zin, quienes abordaron el enfoque “Una salud” desde diferentes perspectivas.

Este concepto, promovido por la Organización Mundial de la Salud, parte de la premisa de que la salud humana, animal y ambiental están profundamente interconectadas, y que los desafíos sanitarios deben enfrentarse de forma articulada.

Miguel Taboada puso el foco en la degradación de los suelos y sus consecuencias invisibles pero graves. “Muchos cultivos han perdido entre 9 y 38% de sus niveles de nutrientes esenciales en las últimas décadas”, advirtió, y subrayó la pérdida de micronutrientes como el zinc, que afectan tanto al rendimiento de los cultivos como a su valor nutricional. Para revertir esta tendencia, propuso prácticas como la biofortificación, la fijación biológica de nitrógeno y un uso racional de fertilizantes.

Por su parte, Ana Posas resaltó que “el suelo es el origen de todo”, al señalar que el 95% de los alimentos proviene directamente de él. Desde su mirada, el deterioro de los suelos está ligado a una forma de malnutrición menos visible, pero extendida: la “hambre oculta”, que afecta a más de 2.000 millones de personas y se caracteriza por una alimentación con calorías pero sin nutrientes esenciales como hierro, zinc o vitamina A. “La malnutrición ya no es solo desnutrición u obesidad: también implica comer sin nutrirse”, explicó.

En ese sentido, Posas abogó por una “agricultura sensible a la nutrición”, que priorice la calidad nutricional de los cultivos por sobre la productividad pura. “Los fertilizantes son solo una parte de la solución. Se necesita un enfoque ecosistémico que articule suelos, marcos regulatorios, ciencia y compromiso de toda la cadena”, señaló.

El cierre del panel estuvo a cargo del médico Claudio Zin, quien desmitificó el uso de suplementos como atajo para mejorar la salud. Criticó con dureza a los alimentos ultraprocesados y propuso medidas como la aplicación de impuestos a productos con exceso de azúcar, en línea con lo que se hace con el tabaco. “Comer acompañado también es parte de una alimentación saludable”, concluyó, al reivindicar la dimensión cultural y social de la alimentación.

El panel dejó una conclusión clara: no hay salud sin suelo. Y en un contexto global de degradación y crisis nutricional, el desafío de producir alimentos sanos empieza desde abajo: en la tierra que los hace posibles.